Arte Japonés
El Arte Japonés busca emular la armonía de la naturaleza además de evocar dioses que forman la sustancia de las cosas. En este arte se puede evidenciar la proximidad entre la creación artística y una profunda intuición filosófica de la realidad. Se caracteriza por la simplicidad de sus formas, la pobreza de los medios y de la materia.

En Japón se inicia por Bodhidharma el zen, que es una rama del budismo que impregnó a la cultura japonesa y sus diversas expresiones artísticas tales como: la pintura, la arquitectura, la poesía, el arte de los jardines zen o la célebre y bien conocida ceremonia del té. Esto forma parte del perfil místico del budismo, en donde lo vacío es la fuente primaria del sentido, de la plenitud, la belleza y la expansión vital. El arte en Japón exige un esfuerzo de atención, de conocimiento y de simpatía mayor que en China, aunque a este último país le deban gran parte de su cultura, ya qué el budismo llega a Japón a través de China en el siglo VI y transformó profundamente a la cultura japonesa, mas no modificó los conceptos en que se basaba. El arte japonés al entrar en contacto con la cultura búdica, un pensamiento más refinado, se volvió más preciso en sus técnicas.

Como en todas las manifestaciones artísticas provenientes de las culturas asiáticas, las bases de su estética se centran en el elemento sagrado. Además se cree en la existencia de diversas fuerzas invisibles, dioses locales, genios protectores, espíritus de las cosechas, del hogar, de los antepasados y de los parientes desaparecidos, de los bosques, fuerzas de la fertilidad, de la generación de vida, objetos que al pasar los 100 años cobran vida, animales místicos como los gatos con más de 10 años de vida y cola dividida en dos, zorros mágicos que desvían viajeros y finalmente en poderes que mueven tanto al cosmos como a los humildes objetos. Estas fuerzas son los kami(dioses), representaciones de lo sagrado que no están individualizadas ni personalizadas. Los kami(dioses) se multiplicaron y se encuentran presentes en todas las actividades de la vida diaria del japonés. Su historia cuenta que el universo fue creado por los tres kami, nacidos sin progenitores, y por una jerarquía descendiente que recuerda a los eons gnósticos.
El culto a estas creencias forman la religión nacional conocida como "Shinto". La liturgia de esta religión recordaba a los japoneses que existían fórmulas mágicas que favorecían la pesca, los trabajos en la granjas y en cosechas, la fabricación de objetos, entre otras tareas.... Esta mentalidad, forma de ver el mundo, sigue aún muy presente en el pueblo japonés y permanece en su subconsciente colectivo.